Mi bebé ángel
La causa de mi pérdida fue una anomalía cromosómica. Ojalá hubiera podido despedirme, pero no pudimos, ya que todo ocurrió de forma inesperada. Recibí la noticia en la sala de emergencias, mientras esperaba, asustada, en shock, con dolor y entre lágrimas, que el médico de guardia ya no podía ver el latido del corazón. Estaba devastada y solo quería respuestas.
Todo comenzó con un dolor abdominal, como calambres. En ese momento estaba en la cama y mi esposo estaba a mi lado, gracias a Dios. De repente, lo sentí. Lo que ninguna mujer debería sentir jamás: un sangrado abundante. Fue entonces cuando miré a mi esposo y le dije: "Estoy sangrando, llévame a la sala de emergencias".
Lo que me ha ayudado a sanar es escribir en un diario sobre esta montaña rusa de emociones y leer experiencias similares en redes sociales. Creo que lo que más ha sanado mi corazón es el consuelo de saber que tengo a mi bebé ángel cuidándome desde el cielo. El bebé se me presenta como un pajarito y sé que me está vigilando con amor.
Mi esposo y yo siempre mencionamos al bebé y decimos cosas como: "El bebé nos está animando" o "No podemos esperar que nuestro futuro bebé tenga a su angelito de la guarda cuidándolo". También planeamos tener una cajita conmemorativa con mi prueba de embarazo y la primera y única ecografía.
Un mensaje que me gustaría compartir con las mamás que están pasando por esto ahora es que sientan todas sus emociones. Permítanse sentir y denle espacio a su dolor con compasión. Una cosa más: sé que es difícil, pero dejen de tratar de entender por qué les pasó esto. En lugar de esto, traten de soltar, de pedirle al universo, a Dios o a lo que ustedes crean que las guíe. Y recuerden: no están solas. Esto no es el fin de nuestra historia.